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Caricaturas

Encontrar un rasgo particular para exagerar en el rostro de un colega humano es una tarea más entretenida que sencilla, y lograr que a dicho colega le guste tal exageración, ni hablar. Pero cuando conseguimos despojar de importancia los rasgos faciales y dejar de cosiderarlos representantes de la persona que los porta, todo el acto , desde el análisis y juicio visual-estético hasta la hipérbole gráfica, se vuelve más disfrutable y leve en general. Reírse de una caricatura es  de algún modo conceder que los indicios más profundos de quién o qué es uno, no los andamos paseando tan a la intemperie.

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